¿Por
qué seguimos discriminando?
Hace
poco escuché a alguien que con asombro preguntó: “¿discriminación en estos
tiempos?”; a veces se puede pensar que estamos viviendo en una nueva era de
libertad y se han visto tantas cosas que ya nada es raro, por eso no nos damos
cuenta que todavía hay mucha discriminación.
Usualmente la gente discrimina cuando ve algo diferente, extraño o
desconocido en otras personas. La poca sensibilidad hace que se formen juicios
y estereotipos porque parece ser la
naturaleza del ser humano el pensar que nuestros valores, costumbres y opiniones
son las únicas correctas en el mundo.
Se podría
deducir que la discriminación sigue dándose generalmente por parte de las
personas adultas porque aunque los años pasan y los tiempos cambian, siguen en práctica
las costumbres y pensamientos de cuando estaban jóvenes. El problema es que la
gente aprende a discriminar desde que son niños. Ellos ven la forma en que las
personas a su alrededor son con otras de diferente raza, religión u orientación
sexual y crecen adaptando esas
conductas. Es una cadena que puede atar por generaciones.
Hoy
en día se puede notar que los niños y
jóvenes por el contrario son influenciados por toda nueva tendencia mostrada en
los diferentes medios y a través de famosas celebridades y esto ha hecho una
nueva generación de personas,más tolerantes y abiertos a aceptar las diferencias culturales y diversidad. En
los últimos tiempos también se ha visto un esfuerzo por parte del gobierno
junto con instituciones, escuelas, colegios y universidades por implementar
programas que ayuden a sensibilizar y hacer conciencia del problema y disminuya
la discriminación y el acoso.
Si
nos ponemos a reflexionar, las más terribles luchas, guerras e injusticias en
la historia del mundo han sido por causa de discriminación e intolerancia, por
querer imponerse o creerse superior a los demás. Por ejemplo, ahora está de
moda escuchar a una persona oponerse al matrimonio gay porque “no es natural” y
“¿cómo explicar eso a un niño?” Pero me pregunto: ¿sí es natural enseñar a
odiar a las personas porque sean diferentes? Lo que es peor, alimentar
sentimientos negativos dando pasó a más conflictos y violencia. Nunca se me va
a olvidar la imagen presentada en televisión de los niños afganos cuando celebraban,
saltando felices al ver por una vitrina donde transmitían las imágenes de las
torres gemelas cayendo. ¡Eso es triste!
Nuestros
hijos de verdad son la esperanza de un mejor mundo, enseñemos a respetar y
amar; que sepan que cada cabeza es un mundo y aunque no estemos siempre de
acuerdo con la gente, todos debemos tratarnos como seres humanos que somos, con
sentimientos, iguales para Dios y que todas las diferencias en las personas
enriquecen las culturas.
Referencias:
Castro Montero, Silvia.
(2000) Introducción al pensamiento
crítico. San José: ULACIT.